La fiesta del Corpus Christi fue instituida por el papa Urbano IV en el siglo XIII y como lo señala Mons. José Antonio Eguren, Arzobispo emérito de Piura, tiene por finalidad que los católicos reafirmemos y confesemos públicamente que Jesús está vivo y realmente presente en el santísimo sacramento del altar.
El pasado domingo 22 de junio, la iglesia universal y en cada diócesis del mundo se celebró la fiesta del cuerpo de Cristo o Corpus Christi. El origen de esta fiesta se remonta al siglo XIII y fue instituida por el papa Urbano IV, luego que ocurriera el milagro eucarístico en la catedral de Orvieto, en Italia. (Ver video adjunto)
Para Mons. José Antonio Eguren, Arzobispo emérito de Piura, la finalidad de la fiesta del Corpus Christi es que los católicos reafirmemos y confesemos públicamente que el Señor Jesús está vivo y realmente presente en el santísimo sacramento del altar.
En su mensaje semanal, Mons. Eguren recordó la frase de Santa Teresa de Calcuta sobre la eucaristía: “La Palabra se hace carne otra vez y habita entre nosotros, bajo las especies de la Eucaristía. El mismo Jesús, nacido hace dos mil años como un pequeño Niño en Belén, está verdadera, real, física y personalmente presente para nosotros en el Santísimo Sacramento… Cuando miras al crucifijo, comprendes cuánto te amó Jesús. Cuando miras a la Eucaristía, comprendes cuánto te ama hoy”.
“Cristo, en su amorosa providencia, ha querido quedarse realmente presente entre nosotros en la Eucaristía. Por ello, cuando contemplamos en la Santa Misa a Cristo Hostia elevado en las manos del sacerdote después de la Consagración, o cuando lo adoramos con devoción expuesto en la Custodia, o cuando le visitamos prisionero de amor por nosotros en el Sagrario, renovamos, con profunda humildad, nuestra fe en su presencia real y sustancial en el Santísimo Sacramento del Altar, y decimos con profunda fe: “Señor mío y Dios mío”, comenta.
Para Mons. Eguren, Arzobispo emérito de Piura, esta fiesta del Corpus Christi nos pide que demos prioridad a la misa dominical, que debe ser el centro de nuestra vida cristiana y si es posible ir con toda la familia, para mantenerla unida en el amor del Señor.
Asimismo, dijo que el encuentro con Cristo en la Eucaristía suscita el compromiso de la evangelización y el impulso de la solidaridad, pues “despierta en el cristiano el deseo fuerte de anunciar el Evangelio y de testimoniarlo en la sociedad para que ésta sea más justa, más humana y divina”.
“La eucaristía ha brotado a lo largo de los siglos un inmenso caudal de caridad y de justicia. La participación en la Santa Misa debe impulsarnos a ser solidarios y fraternos con todos, pero especialmente con los más pobres y necesitados. Quien realmente se encuentra con Cristo en la Eucaristía, y lo recibe con fe y amor en la Sagrada Comunión, sabe también reconocerlo en los pobres y afligidos con las llagas de su pasión, y se siente urgido a brindar auxilio al hermano en sus necesidades, a defender sus derechos si estos son amenazados, y a promover, según el máximo de sus posibilidades y capacidades, una sociedad fundada en la verdad, la justicia, la honestidad y la reconciliación”, agregó Mons. Eguren.
También pidió a los bautizados no dejar de visitar a Jesús en el sagrario e hizo un llamado especial para que los sacerdotes acudan diariamente al sagrario. “Cuando el sacerdote tiene que tomar alguna decisión importante, o afrontar algún problema, nada mejor que el sagrario, ahí lleva sus alegrías, sus penas, su alma. El sagrario es para el sacerdote su lugar de descanso”, señaló.
El prelado dijo que llevar a Jesús eucaristía por las calles en procesión expresa que es el mismo Cristo que se sumerge en la cotidianidad de nuestra vida. “De esta manera, Jesús manifiesta que el camina y vive siempre con nosotros. ¡Qué hermoso es saber que no estamos solos! Qué hermoso es saber que podemos transitar por las calles de la vida sabiendo que Él va siempre a nuestro lado, apoyados en la esperanza de que llegará el día en que lo veremos cara a cara en el cielo y así seremos en todo semejantes a Él (ver 1 Jn 3, 2)”, dijo.
“Por eso, hoy le decimos con fe y amor: Señor Jesús, cuando recorras hoy de nuevo por nuestras calles y plazas, como lo hacías durante tu vida terrena, derrama tu bendición sobre nuestros hogares, centros de trabajo y de estudio, sobre nuestras familias, enfermos, ancianos, jóvenes, adolescentes y niños, y sobre los niños por nacer. Jesús Eucaristía, te adoramos y te amamos. Toca hoy con fuerza la puerta de nuestro corazón para que te abramos de par en par nuestra vida personal y social, y así en Ti, y sólo en Ti, construyamos nuestra felicidad, la justicia, y la unidad que tanto necesita nuestro Perú”, pidió Mons. Eguren.
Que la fiesta del Corpus Christi, que hemos celebrado el domingo 22 de junio, reavive nuestra fe en la presencia real en Jesús eucaristía, para acudir a Él en la cotidianidad de nuestra vida y experimentemos su compañía constante y oportuna intercesión.
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